Alexandra
Farbiarz
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Soluciones para el bienestar personal y la sostenibilidad

Nunca se había hablado tanto de emprendimiento como hasta ahora… justamente en plena crisis. Nunca como ahora, gobiernos de distintos ámbitos)  y colores han invertido tanto en promover que los ciudadanos se lancen a ser o a convertirse en emprendedores… lo cual también hace pensar que buena parte de les élites políticas anda muy falta de ideas o de valentía que por otro lado supone el hecho de emprender.

Siendo yo misma emprendedora de mi propio proyecto profesional desde hace unos 5 años (bajo mi punto de vista nunca dejas de serlo aunque esto ya sería objeto de otra reflexión), he tenido la suerte de acompañar a distintos emprendedores. Desde los que lo han hecho por propio convencimiento hasta los que han llegado a serlo sin plantearselo mucho  hasta los que han tenido que lanzarse porque no les quedaba más alternativa o las circunstancias le animaron a hacerlo.
Me parece muy interesante observar el recorrido de los que a priori se sienten ajenos al hecho de ser emprendedor. Personas a las que la identidad de ser emprendedor hasta les puede resultar molesta porque ni cree que tenga la “estirpe” para serlo, ni tener la experiencia o el contexto adecuado que le acompañe.
Hemos sido educados en un sistema donde se conformaba la idea de responder a partir de lo que se suponía que había que saber. Se trata de un sistema en el que el alumno recibe sin apenas la posibilidad de ser proactivo. En este contexto, el hecho de ser emprendedor supone transgredir lo que hemos aprendido. El emprendedor es el que se lanza más allá de los límites porque, para llevar a cabo su ejercicio profesional no sigue algunas de las estructuras ni de las funciones o ni siquiera las estéticas marcadas, sino que las crea.
Probablemente, la falta de estructura sea uno de los inconvenientes que más se resaltan a la hora de empezar un proyecto por cuenta propia. Y ciertamente, cuando uno empieza, hay muchas cosas que en una organización se delegan y que ahora hay que asumir y, en muchos casos, aprender ex novo.
Hay otros aspectos interesantes a tener en cuenta. Me he encontrado con personas que me han dicho: “yo es que no lo llevo en la sangre como Fulanito o Menganito, buscando cosas por hacer todo el día”. Pareciera como si el emprendedor fuera de una especie a parte con unas determinadas facultades que le fueran propias, como que hubieran nacido con ello.
La pregunta que suele realizarse en estas ocasiones es “¿se nace o se hace un emprendedor?”. Esto es como presuponer que un genio es por nacimiento y no por el trabajo que desempeña. Ciertamente, existen mentes privilegiadas… sin embargo las que destacan también lo hacen por su trabajo. Así que, bajo mi punto de vista, el emprendedor más bien se convierte mientras que unos pocos saben que lo serán mucho antes de terminar el bachillerato.
Cada día emprendemos un montón de acciones, con más o menos consciencia. Las familias son emprendedoras del proyecto probablemente más difícil de llevar a cabo: sustentar la crianza de sus hijos. Sin embargo, esto no se considera emprender socialmente.
¿Qué podemos aprender de nuestra experiencia vital que ya ha demostrado nuestra capacidad de emprendimiento para ponerla a favor de nuestros proyectosprofesionales y/o nuestros sueños? Otra cosa es que no te guste o no desees ser emprendedor.