Alexandra
Farbiarz
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Soluciones para el bienestar personal y la sostenibilidad

No han dejado de sorprenderme las mil y una prospecciones que mucha gente hace sobre los escenarios de futuro, fruto de la incertidumbre que ha generado la pandemia de la Covid-19.
Esta pandemia nos paró de golpe y frenazo y como dice el sociólogo francés Edgar Morin, es una crisis multidimensional y total que a, su vez, ha llegado a lo más personal. Pero hay quien tiene prisa por hacer predicciones cuando ni tan solo ha elaborado el impacto que ha sufrido.
Hay predicciones que son certeras pero que no atendemos: si no cambiamos nuestra forma de funcionar, el cambio climático, la contaminación y el retroceso de la biodiversidad va a traducirse con más epidemias o pandemias u otros fenómenos y consecuencias climatológicas que deberemos afrontar lo queramos o no.
Pero volvamos a nuestras vidas individuales. Ante las grandes crisis, la historia nos enseña que las sociedades suelen polarizarse. El lamentable espectáculo político durante la pandemia lo ha demostrado. ¿Qué podemos hacer entonces como individuos? ¿Cómo afrontar los miedos y los nuevos retos que se esconden tras las incertidumbres?
Mi abuela decía “iremos haciendo con lo que nos vayamos encontrando”. Y sí, en realidad es siempre un poco así, aunque la cosa cambia cuando tenemos dirección y hemos soltado lastres que nos pesan.
Para no dejarnos llevar por la angustia de tanto no saber por dónde irán las cosas, quizás lo más sensato sea planificarse el propio presente, día a día, para dar sentido a cada pequeño paso y felicitarnos por lo conseguido. Porque al final, es al caminar en el hoy que vamos configurando nuestro mañana.
Es posible que haya mucha confusión en tu presente, pero si la desgranas, trata de priorizar cual es el primero de los elementos que te conviene abordar. Y desde ahí, trata de ponerte en marcha, a ver qué pasa durante el proceso y observa qué resultado obtienes. No todo siempre sale como esperamos, pero por el camino vamos aprendiendo.
Hay momentos para regalarte paciencia y pequeñas gratificaciones… recuerda que ahora puedes caminar, hace un tiempo estuvimos, una gran mayoría, encerrados en casa y otros trabajando sin parar.
A nivel práctico, puedes dividir tus objetivos diarios en dos categorías: objetivos personales (ver a tal persona, x tiempo de ejercicio físico, hacer la compra de la comida, lectura, etc) y objetivos profesionales. También puede establecer una categoría de tipos de ánimo que te gustaría que te acompañara. Por ejemplo, tranquilidad, paciencia, confianza, constancia, soltar la tristeza que pesa, etc.
Planificando tu presente te ayudarás a centrarte, en poder darte lo mejor para tu día a día y así ayudarte a empujarte, sin dispersarte, hacia tu mañana.
Desde la individualidad, el mejor regalo que podemos hacernos es sanar y cuidar nuestro presente para no dejarnos llevar por la angustia o los miedos por lo que pueda pasar.
Hay muchas personas que se fueron por este mal bicho que no vemos. Pero los que seguimos vivos sí podemos ver todo aquello que nos rodea y reconciliarnos por todo aquello que nos dé un sentido, aunque, a veces, sea difícil hallarlo.
Confía, reflexiona, escribe cada día sobre tus propósitos diarios. Escribir filtra nuestros pensamientos lo que te ayudará a dejar de divagar. Verás que, poco a poco, reencontrarás tu propia brújula.

Y sí, tendremos que flexibilizarnos cuando no nos toque más remedio porque la vida propone y dispone, para lo bueno, para lo malo y para lo extraño…y parece que lo extraño es con lo que tendremos que convivir una buena temporada…pero construyendo desde nuestros propósitos todo adquirirá más sentido y dirección.