Cada uno tiene su propia historia, sus propias dificultades y habilidades, cada cual realiza, por lo tanto, sus propios aprendizajes. Y como la experiencia que cada cual tiene se vive individualmente, también, a veces, ésta se vive en cierta soledad. Y muy probablemente, parte de los conflictos que vivimos se deba a que cada uno, con su propia realidad, atiende a sus propios aprendizajes y “colisiona” con otros que están interesados en otro tipo de aprendizajes.
Es decir, los aprendizajes que llevamos a cabo nos invitan a poner la mirada en determinados aspectos que para unos son importantes y para los otros no la tienen. Y desde ahí, a veces, sentimos falta de empatía, falta de interés, desilusión. Pero no se trata de esto, sino simplemente de lo que cada cual está atendiendo.
Nuestras preguntas nos focalizan, nos empujan a buscar soluciones, a encontrar alternativas, a proponernos descansar para aceptar lo que no comprendemos…y nos invitan a nuevas preguntas. Y las preguntas nos abren a la posibilidad de revisar nuestra propia mirada…y eso es lo que nos mantiene también la mirada abierta a la vida. ¿Os imagináis tener la respuesta a todo? ¿Dónde quedaría la curiosidad, las ganas de aprender y comprender?
Por eso me cuesta tanto comprender a quien no quiere hacerse preguntas y se refugia en respuestas de carácter absolutista buscando seguridades que no, no existen. En estos momentos de gran incertidumbre por las consecuencias de la pandemia y del cambio climático y contaminaciones varias nos sentimos desvalidos porque sentimos la situación que nos rodea demasiado complicada…y sin duda lo es. Por eso es momento de hacerse buenas preguntas para acercarnos a enfoques y acciones que sean de provecho colectivo. Las personas que se refugian en respuestas simplistas, sin querer hacerse preguntas, y sobre todo pienso en adultos, me dan miedo…están respondiendo de forma infantil a un momento en el que se necesita sensatez y madurez.
Las personas más sensatas y maduras que he conocido son las que me han hecho buenas preguntas y preguntas en las que jamás hubiera pensado. Y estas personas han tenido edades muy diferentes…porque las preguntas no tienen edad. Gracias a estas preguntas yo he tenido que buscar dentro y fuera de mi y me han hecho crecer como persona.
Quiero compartiros algunas de las preguntas que me han marcado a lo largo de mi vida:
- Un niño de 7 años: Alexandra ¿en qué parte del cerebro hace que yo crea en fantasmas?
- Un chico de 15 años: ¿Por qué nos pasáis este marrón de un mundo tan contaminado?
- Una adulta de 47 años: Alexandra ¿y que importa que esta idea te parezca loca…a mi me parece una idea bonita, por qué no la compartes, por qué no te atreves? ¿Qué temes perder por intentarlo?
- Un adulto de 54 años: Alexandra, sí estas cosas ocurren… ¿acaso estás buscando una biografía perfecta? ¿A dónde te lleva? ¿No es también gracias a los errores que aprendemos?
- Un adulto de 70 años: ¿Cómo puedes decidir el futuro si no tenemos ni idea de lo que va a ocurrir? ¿Qué te pierdes de tu presente mientras te angustias por un futuro inexistente?
Agradezco infinitamente haberme cruzado o compartir miles de cosas con estas personas que me regalaron con sus preguntas nuevas oportunidades, me invitaron a salir de bucles en los que me engullía en mi misma, me desatascaron de lugares que me dañaban o me hicieron reflexionar y me inspiraron a dar pasos decisivos en mi vida. A todas estas personas y a muchas otras más que me regalaron sus preguntas: gracias, gracias, gracias.
Y agradezco tener una profesión donde las preguntas son material esencial para acompañar a personas en momentos donde uno cree haberlas agotado y de pronto, conversando, surgen nuevas que arrojan luz y permiten avanzar y explorar nuevos caminos donde encontrar respuestas que ni tan siquiera uno sabía que tenía mucho más cerca de lo que creía.
Porque las buenas preguntas son la llave para abrir la puerta a respuestas o nuevas preguntas que nos ayuden a avanzar en la búsqueda de soluciones, comprensiones y/o gratificaciones.
Y tú, ¿recuerdas las preguntas que te sacudieron y te ayudaron? ¿Qué preguntas crees que te ayudarían? ¿Cómo las buscas? Me encantaría que me compartierais las que os hayan sacudido a vosotros y os ayudaron a avanzar.
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