Alexandra
Farbiarz
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Soluciones para el bienestar personal y la sostenibilidad

Leer o ver vídeos para mejorar habilidades personales y sociales puede ser una opción útil aunque en ocasiones limitante al no contar ni con la comunicación no verbal ni con un contexto circunstancial
La literatura, libros o post que escribamos pueden ser un buen complemento para trabajar las habilidades personales y sociales pero pocas veces podrán llegar a substituir el intercambio presencial por la sencilla razón de que cuando se expresan se apoyan tanto en la comunicación no verbal como en las relaciones y circunstancias en que se están dando.

Podemos, eso sí, describirlas, tanto en cómo se han rebelado como en aquello que es mejorable o incluso abordando características o cualidades que infieren un buen manejo de las mismas. Sin embargo, limitarse a leer acerca de ello puede resultar limitante si se quieren desarrollar o mejorar. Un buen feedback personal puede aportar a cualquier persona mucho más valor que mil consejos leídos en los que no se contrasta aquello que queremos cambiar.

Obviamente en este post realizo la defensa de una de mis facetas profesionales que es precisamente la formación en habilidades y personales. Las realizo de forma presencial porque no creo que sea una formación que pueda limitarse al online ni en unos cuantos vídeos Youtube. Cuando se realizan formaciones en formación en habilidades personales y sociales, uno de los mayores enriquecimientos que se llevan las personas se basa en el intercambio de pareceres acerca de lo que consideramos habilidades personales y sociales.

El hecho de que cada persona es única, también hace que sus habilidades personales y sociales partan de un determinado punto y no de otro. Es decir que no todo el mundo tiene ni las mismas cualidades ni las mismas carencias ni las mismas necesidades. Con lo cual el desarrollo de las habilidades debe adaptarse a sus propias particularidades. Y los catálogos de buenos consejos o buenas prácticas no llegan a esto.

Por ejemplo, las personas que tienen dificultades en hablar en público pueden vivirlas desde situaciones de partida bien diferentes. Por ejemplo, algunas personas la sola idea de que les propongan “dar la cara” por su proyecto o empresa los hace sudar y se imaginan miles de cosas que van a ocurrir aunque falten meses para el momento de hablar en público. Otras personas se sienten desamparadas si no se apoyan en un determinado soporte digital. Otras temen no tener tiempo de llegar a decir todo lo que quieren decir. Otras no son conscientes que no dan juego a dejar a hablar a otras personas cuando el formato lo requiere. Otras hablan demasiado deprisa y otras no vocalizan. Otras tienen magníficas herramientas con las que hacerse con su público pero las desconocen o las minusvaloran. Otras creen que lo que van a decir no tiene ningún interés y están desmotivados porque temen pasar un mal rato. Otras no llevan bien que les estén observando.

He ejemplificado diferentes situaciones simplemente para constatar cuan distintas pueden ser las razones o emociones por las que las personas se pueden bloquear o pasarlo mal ante la perspectiva de hablar en público para mostrar que partiendo de distintas dificultades es importante también poder proporcionar distintas herramientas y adaptarlas a cada cual.

En una formación presencial en la que los participantes pueden crear consciencia no solo de las creencias, valores, actitudes que aparejan sus dificultades sino de poder probar y contrastar distintas herramientas y elaborar un plan de acción propio, el nivel de desarrollo de las habilidades resulta mucho más efectivo. Y además se puede comprender que ante un mismo reto hay muchas formas distintas de vivirlo y resolverlo con lo cual desde el intercambio se puede llegar a más estrategias que estando solo detrás de un ordenador leyendo o viendo recetas para tutti quanti