La innovación no solo se nutre de creatividad sino también de reformular lo que estamos haciendo para hacerlo mejor.

Para reformular lo que ya sabemos hacer ya sea individualmente, en un proyecto u organización a veces lo más complejo suele ser atreverse a hacer lo que ya hacemos de forma diferente. Pero no todo el mundo está dispuesto a hacerlo porque a menudo esto significa revisar las responsabilidades de cada uno, escuchar esas voces que normalmente no se tienen en cuenta y que sin embargo están igual de implicadas en un asunto. En definitiva, abordar cuestiones delicadas que afectan a las relaciones y cuando las relaciones vienen precedidas de prejuicios, de acomodamientos consabidos, no resulta muy cómodo afrontar según que situaciones. Sin embargo el precio de no hacerlo puede resultar mucho más caro.

Innovar puede ser pues también proceder un modo diferente para potenciar lo que queda oculto ya sea a nivel personal o en equipo. Y para ello hay que dedicar un tiempo a evaluar cómo hacemos lo que estamos llevando entre manos.

¿En qué parte del proyecto ves tu que algo podría mejorar? En tu proyecto ¿a qué le dedicas más o menos tiempo, más o menos recursos? ¿Qué partes de tu organización no has consultado y que sin embargo influyen en la ejecución de los proyectos que lleváis a cabo?¿Qué personas u organizaciones no has consultado y que sin embargo podrían darte pistas para poder más fuerza a tus objetivos?
Estos son ejemplos de cositas que puedes revisar… pero probablemente en tu experiencia ya has utilizado alguna fórmula… ¿quieres compartirla?