Estamos atravesando momentos durísimos. Miles de personas han perdido sus seres queridos y ni tan siquiera los que se quedan pueden abrazarse para consolarse ante su pérdida como querrían o necesitarían.
Miles de personas han perdido sus puestos de trabajo y la incertidumbre ante el panorama laboral actual se hace ahora hace más angustioso de lo que ya era antes para muchas personas.
Miles de sanitarios van más que agotados, al borde de un cansancio extremo y con una presión emocional brutal sobre sus hombros, y también cuando llegan a casa.
Y, de todos modos, miles de personas, antes y ahora, se han encerrado en sí mismos porque ven el mundo como un lugar hostil. La pandemia también ha desvelado otra pandemia de carácter social: la de la soledad.
Ahora todo es extraño, ahora nos toca familiarizarnos con lo insólito para poderle darle la vuelta al calcetín y poder vivir del mejor modo posible un presente tan raro como extraordinario. Necesitamos entender que lo extraño genera muchas sensaciones diferentes en nuestro ser, espacios nuevos dentro que son, también de algún modo, el reflejo de la realidad que nos acompaña.
Es por ello que conviene dejarnos acompañar por sentimientos y emociones que nos puedan ayudar a sobrellevar este shock compartido, y, a la vez, este sentimiento de pérdida de un mundo que ya se nos fue y aprender también a elaborar lo que hay. Porque sí, es lo que hay, y parece que va para largo. ¿Cómo te estás relacionando con este presente?
La ternura es una forma de relacionarnos amable, que requiere de atención y observación, que transmite afectividad. La ternura es aquello que se nos despierta ante lo que percibimos como querido y frágil, o ante lo que nos conmueve y nos ablanda el corazón y también nos hace tocar nuestros propios sentimientos de bondad.
Algunos pensarán que es todo bien cursi, pero lo cierto es que la ternura requiere de un material emocional que, aunque es un bien precioso, no se enseña… nos nace en determinados momentos. ¿Pero qué ocurriría si se enseñara en las escuelas, en los institutos, en las universidades? ¿Qué nos muestra la ternura? ¿Qué nos ofrece la ternura?
Atender y detenernos ante lo que nos ocurre con ternura puede ser una forma muy potente de bailar con la incertidumbre para no sucumbir a la rigidez de las tensiones que nos depara este periodo incierto.
Me fascina, por ejemplo, cuando dos personas que van con sus perros se detienen porque sus mascotas empiezan a olerse y jugar, por ejemplo. De repente, este juego crea ternura entre los humanos y muchas veces empiezan a charlar de forma amable con desconocidos que, de otro modo, nunca se hubieran ni planteado o no se atreverían a hacer.
A mi la ternura me ha ayudado en momentos clave de mi vida y siempre digo que un chico con síndrome de Down fue uno de mis grandes maestros. A ellos no es posible mentirles porque parece que su ADN está hecho de ternura. Y aunque no lo parezca a veces, ellos saben muy bien el dolor que lleva consigo la gente. Creo que tienen una inteligencia que muchas personas deberían desarrollar.
Si nos encerramos en nosotros mismos desde la rigidez, no conseguiremos poder afrontar no solo esta pandemia, sino con el mundo que vendrá después de una manera más o menos saludable. Si nos entrenamos a trabajar la ternura, a emocionarnos con las pequeñas cosas, a ser más amables con quienes nos rodea, a cuidar con pequeños gestos nuestro entorno, entre todos podremos ayudarnos.
Seamos valientes, porque ser agresivo, en este contexto, es lo fácil, pero desde luego no es lo más efectivo ni inteligente. La cultura del yuppy agresivo de los 80 y 90 ya pasó de moda, por más que algunos de los gurús digitales hayan heredado sus formas, aunque no sus trajes.
Seamos valientes y generemos una cultura más tierna. Esto no significa no tener capacidad crítica, significa que aquello que hagamos apueste por una mirada atenta, amable, agradable y dispuesta al reconocimiento de lo bueno que haya en el otro aunque no tengamos porque siempre estar de acuerdo con él con ella. Porque la ternura potencia en ver el vaso medio lleno para lo bueno, para lo malo y para lo extraño.
¿Recuerdas una mirada que hayas recibido con ternura o alguna que tú dieras y vieras como se le cambiaba el rostro a otra persona? Cuando yo pienso en estos momentos, de inmediato se me dibuja una sonrisa en la cara. La ternura es importante, inmensa, gigante, aunque no siempre veamos por donde puede venir. Es como un bonito virus pero que podemos practicar, vivir y utilizar…aunque para ello conviene, primero, ser tierno consig@ mism@. ¿Eres tiern@ contigo?
Comentarios recientes