Otro elemento que suele sorprenderme también es cuando creen que no son suficientes en determinados aspectos personales o profesionales en los que, objetivamente, se construyen discursos de autoexigencia dónde llegan a cuestionarse bases sobre las cuales no hay motivos para dudar de si mismos.
A menudo, en cuanto se entran en estas dinámicas de autopercepción negativas, se dejan fuera de su valoración aquello que no necesariamente depende de ellos mismos, pero sí les afecta.
A su vez, desde este lugar, las limitaciones que son más objetivas se pierden en todo el ruido que se han generado previamente. Y, obviamente, cuando dejas de confiar en lo que sí te funciona, lo que no funciona tanto entonces se vuelve mucho más grande.
También los hay que no afrontan determinados temores que van acumulando y al final no saben por dónde empezar a abordarlo cuando éstos pesan demasiado o sienten un estancamiento que a veces confunden con todo su ser y les impide tomar decisiones.
En realidad, todas estas situaciones no dejan de ser un reflejo de lo poco que nos enseñan a conocernos desde pequeños. En una formación que doy a adolescentes, una alumna, Alba, lo resumió muy bien: “En la escuela nos enseñan a conocer, no a conocernos”.
Efectivamente, si desde pequeños no nos enseñan a conocernos y vivimos determinadas experiencias incómodas -que todos las vivimos de una manera o de otra- habrá lastres emocionales que nos acompañaran durante mucho tiempo a menos que decidamos llevar a cabo algún tipo de trabajo personal que nos ayude a equilibrar aquellas dificultades que vivimos en nuestro día a día.
Es importante comprender que cada cual se explica a sí mismo desde su propia experiencia. Lo que para unos es de cajón para otros será un jeroglífico. Por otro lado, la empatía también la desarrollamos en función de nuestra propia perspectiva del mundo por lo que no todo el mundo la expresa de la misma forma ni desde la misma comprensión. Por eso en muchos conflictos unos se preguntan como no han caído los otros en la cuenta sobre tal o cual cosa y los otros se preguntan exactamente lo mismo sobre los primeros.
Lo cierto es que, en cualquier caso, conocerse a uno mismo es probablemente la mejor forma de empezar a ser empático consigo mismo y a partir de aquí, la comprensión sobre el otro y el contexto también empiece a ser más clarividente.
A su vez, me he encontrado a personas que tienen cierto temor al empezar un proceso de coaching porque tienen miedo a encontrar elementos que les disgusten de sí mismos. La paradoja está en que si no te conoces difícilmente sabrás con qué cuentas para mejorar aquellos aspectos con los que te sientes incómodo.
También es cierto que hay personas que se conocen muy bien pero que no son conscientes de cuáles son los mecanismos que les impide avanzar o tomar determinadas decisiones…así que un modo de avanzar consiste, precisamente, en llevar a cabo un proceso de autoconocimiento más profundo, pero también más acotado.
Conocerse a uno mismo puede hacerse de muchas maneras: observando las propias reacciones según en qué ámbito vital estemos, escribiendo y releyéndonos nuestros propios pensamientos, cotejando nuestros puntos de vista con amigos o buscando un profesional que te acompañe en el proceso.
Pero, para empezar, ¿recuerdas algún momento en que te dieses cuenta de algo importante que te permitiera tener más claridad sobre ti mismo? ¿Qué estaba pasando en ese momento? ¿Quién te acompañaba? ¿En qué te ayudó?
Conocerse sirve para un montón de cosas, pero sobre todo para entender que, a pesar de estar viviendo circunstancias dolorosas, puedes contar con tus propias herramientas para poder afrontarlas, para poder disfrutar mejor de las cosas buenas que te pasan, para poder tomar decisiones de forma más razonable, esto es teniendo en cuenta las variables que te ayuden a manejar una determinada situación, para saber que puedes hacer con tus propias limitaciones y para sorprenderte con tus propias fortalezas y hacer de ellas un manantial de posibilidades. En definitiva, conocerte mejor hará que cuentes contigo mucho mejor y también que, si lo necesitas, estés mas abierto a pedir ayuda y a entender esto como una señal de fortaleza.
Comentarios recientes