Alexandra
Farbiarz
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Soluciones para el bienestar personal y la sostenibilidad

Me resulta fascinante la cantidad de mensajes que llegan a inundar las redes sociales sobre cómo resolver problemas o dificultades ya sean personales o profesionales con 5 consejos, 10 pasos a seguir o los 4 tips a no olvidar.
Vivimos en sociedades complejas, sobre estimulados, donde los referentes sociales y tecnológicos han cambiado mucho en pocas generaciones sin que ello haya supuesto necesariamente que se hayan cuestionado modelos relacionales del imaginario colectivo. Este inconsciente colectivo sigue tendiendo a modelos homogeneizados, determinando ideales de cómo se supone que debe ser una vida deseable. Estos ideales construidos socialmente son, sin embargo, aún hoy, fuente de grandes frustraciones. Ejemplos: la figura del príncipe azul y la doncella a rescatar, la familia estructurada arquetípica, el hombre y la mujer de éxito profesional y competitivo, etc.
Si recuperamos los cuentos que nos contaban de pequeños podemos reconocer de adultos en los anuncios, en las series, en las películas, las mismas historias, pero reformuladas bajo otros formatos.
Y para cada cliché aparecen nuevos consejos y pautas a seguir que caben en un título de tweet.
Me fascina porque las personas partimos de lugares, sensibilidades y condiciones distintas, desarrollamos crecimientos en función de experiencias diferentes, pero, aún y así, tratamos de simplificarlas mediante recetas aptas a cualquier paladar.
Sin embargo, esto equivale a negar la diferencia experiencial, a dejar de lado lo que nos hace únicos, a dejarnos de interesar por procesos de resolución o de resiliencia que quizás no sean tan fáciles de explicar, pero sí muy interesantes de investigar para aprender otras formas de afrontar la vida, de atravesar y superar el dolor o incluso de aprender a gozar de lo que podemos vivir en nuestro presente a pesar de los pesares que no elegimos.
Así que, si no te ves reflejado en 4 pasos para ser no sé qué o lograr no sé cuántos, alégrate, quizás sea de los que necesitas contrastar, reconocer tu propia esencia y respetarla para encontrar tu propio sentido o sentidos que buscas o te da la vida.
Y si, no siempre es fácil, y menos cuando atravesamos desiertos emocionales de los que nos gustaría bajarnos en un chasquido de dedos con la ayuda de 4 consejos. Pero creer que las soluciones son tan inmediatas es, sencillamente, ilusorio. Atender a nuestra realidad es quizás uno de los ejercicios más difíciles que existen porque vemos aquello que menos nos gusta de nosotros, de los que nos acompañan y de nuestro entorno…pero también podemos hacer relecturas que nos ayuden a ver todo lo bueno y nutritivo que nos envuelve y que emana de nuestro propio ser.
Y lo cierto es que falta cultura y educación basada en la búsqueda de las cualidades, habilidades y bellezas propias.  A veces dejar de mirar lo que no nos gusta de nosotros mismos nos impide ver, a la par, todo aquello bonito y preciado de nosotros mismos y muy probablemente para el resto de los que nos rodean también.

La memoria de las emociones y del rastro que nos dejan dentro son complejos y más lentos de reconocer y superar de lo que nos gustaría, pero sin duda invertir en conocerse más y mejor es la mejor garantía para tomar las riendas de tu vida. Y no, esto no se hace ni con 4 consejos ni con 4 pasos…pero a cambio, andar y ver lo andado para escoger mejor tu propio camino, recurriendo a tus propios recursos y poniéndolos al servicio de tus anhelos más genuinos, vale mucho la pena y es la mejor garantía para no engañarte a ti mismo…ni para lo bueno, ni para lo malo, ni para lo extraño.