Alexandra
Farbiarz
Mas

Soluciones para el bienestar personal y la sostenibilidad

Hay gente que entiendo como personas altamente afectivas. ¿Que qué significa esto para mí? Son esas personas a las que le es relativamente sencillo conectar con las personas que le rodean y relativamente fácil encariñarse con ellas.
Si además en el desarrollo de una relación en la que el intercambio produce una sensación de proximidad y se descubren valores compartidos, pues ese cariño les genera una estima que hace que se sientan unidas por un lazo que, aunque invisible y de distinta intensidad en función de cada relación, lo perciban como muy valioso.
Evidentemente eso lleva a muchas personas a sufrir unos cuantos chascos en sus relaciones. Sin embargo, en este sentido, determinadas frustraciones, decepciones o enfados no tiene porque llevar a cerrarse a conocer personas o a considerar la posibilidad de reconducir sus relaciones.
Ciertamente, de los desencantos y de los chascos también se aprende. Cada uno aprende sus propias lecciones en función de la propia experiencia… porque es lo que nos sucede y nuestra forma de ser es la que nos hace también únicos a la hora de relacionarnos… con nuestras relaciones, valga la redundancia.
Podemos aprender a discernir los grados de energía, tiempo y esfuerzos que nos merecen nuestras relaciones. Comprender que en realidad hay personas que merecen más atención que otras. Es un buen entrenamiento también para relajarse y no pretender ser querido y reconocido por todo el mundo y Raimundo.
También permite comprender que cuando hay comportamientos que no se entienden de otras personas con las que nos relacionamos, no siempre tienen que ver con nosotros, sino con lo que representamos para esas personas aunque nada tenga que ver  con lo que estemos hablando. Y ante esto, por más que nos esforcemos, no es cosa nuestra.
También puede enseñarnos a ser más cautos. En según qué situaciones, podemos montarnos una película que nada tenía que ver con lo que pensábamos que estaba ocurriendo. Así que para evitar malentendidos, podemos suponer menos y tratar de aclarar más, intentando cerciorarnos si lo que sentimos tiene fundamentos respecto a lo que las otras personas nos hayan querido decir.
Y podemos también aprender a relajarnos aceptando que en determinados momentos, en lugar de acercarnos más a las personas con las que no nos entendemos para arreglar las cosas, conviene poner un poco de distancia para evitar intoxicaciones innecesarias en un ambiente enturbiado. Practicar un distanciamiento sano, sin necesidad tampoco de hacer sentir frialdades que aviven conflictos o malentendidos.

Estos son algunos de los aprendizajes para mimar mejor los afectos y no sentirse tan afectados por ellos. Pero sin duda puede haber muchos más… ¿qué otros recursos pueden activarse para no dejarse llevar por la decepción, la tristeza o los enfados con quienes apreciamos o nos relacionamos y no entendemos?