Pero mientras tanto, ¿Qué hacer para no perdernos entre tanta incertidumbre, entre tantas tristezas, rabias y cansancios? ¿Qué hacer cuando nos sabemos tan vulnerables tanto individualmente como colectivamente?
A nivel individual, cada cual vive su propia experiencia y las problemáticas son variadísimas por lo que es difícil apuntar a recetas para “tutti quanti”. Sin embargo, pueden existir recursos sobre los que apoyarnos para poder atravesar esta larga travesía en la que estamos todos inmersos.
En el libro que acabo de leer “El arte de persistir”, muy recomendable por cierto, del neurocientífico David Bueno, dice: “Según la psicología positiva, los tres elementos clave para el optimismo y una actitud de esperanza son:
- Tener objetivos (es decir, planificar el futuro).
- Encontrar maneras de alcanzar los objetivos (es decir, mantener una flexibilidad cognitiva adecuada, o lo que es lo mismo, la posibilidad de generar respuestas diferentes ante un mismo problema, lo que ayuda a seleccionar reflexivamente la respuesta que se considere más adecuada lo que incluye procesos de autoconocimiento).
- Creer en la capacidad transformadora de uno mismo para instigar los cambios y lograr los objetivos(es decir, persistir y gestionar adecuadamente las funciones ejecutivas, también las que derivan de los procesos emocionales). Las funciones ejecutivas el autor las define como un conjunto de procesos cognitivos que regulan otras habilidades y permiten dirigir la conducta hacia la consecución de objetivos y la resolución de problemas. Esto incluye las capacidades de planificar, la posibilidad de prever las posibles consecuencias de futuros alternativos, de tomar decisiones reflexivas, analizar, evaluar, crear, la memoria de trabajo, el control inhibitorio de los impulsos y la ya comentada flexibilidad cognitiva).
Sin embargo, la dificultad del momento, es que los escenarios de futuro, actualmente, son difíciles de vislumbrar con toda la que está cayendo, cuando el desánimo es tan palpable. Hay personas que han perdido seres queridos, otras el trabajo o las dos cosas a la vez. Por eso creo que, por ahora, y como ya comenté en otro post conviene sobre todo “Planificar bien nuestro presente para no angustiarnos por el futuro”
Pero en momentos de decaimiento, la fuerza y confianza para movilizar objetivos, maneras de alcanzarlos y creer en la propia capacidad transformadora no tenemos porque encontrarla solos.
Así que, también es importante que encontremos vías de socialización que nos permitan intercambiar nuestras situaciones y emociones para no sentirnos aislados en nuestra problemática individual, porque en realidad, hay mucho de compartido. Cuando nos encontramos y lo constatamos también pueden surgir oportunidades para afrontar conjuntamente soluciones y estrategias para salir de situaciones en las que el estancamiento nos lleva a la angustia y al desánimo.
Esto también es aplicable en una organización: encontrar maneras de encontrarse más allá de los canales habituales y generar una visión holística de la misma puede dar lugar a encontrar nuevas oportunidades.
En la situación actual no es fácil, pero puede hacerse encontrándonos al aire libre, atreviéndonos a hablar con personas a las que no nos atrevemos a pedir ayuda pero que, sin embargo, nos pueden echar una mano, a explorar entornos que, aunque nos queden cerca físicamente, nunca nos acercamos, pero en algún momento nos generaron curiosidad.
Las oportunidades no siempre surgen de lo que habíamos pensado, sino de aquello con lo que nos topamos o indagamos sin saber a ciencia cierta donde nos conducirá.
También resulta interesante poder ofrecernos para ayudar a otras personas para poder encontrar una satisfacción que no encontramos en nosotros mismos y desde ahí retroalimentarnos positivamente conectando con nuestras habilidades y nuestro propio ser. Desde este lugar también entendemos que al dar podemos recibir, relativizar nuestra situación y empoderarnos.
Finalmente, queda algo importante y sin duda muy difícil cuando se está en una larga travesía: respirar conscientemente para poder encontrar nuestro propio centro. No reparamos en la importancia de respirar conscientemente como mecanismo de autocontrol y, sin embargo, resulta esencial.
Respirar y descansar. ¿Cómo descansar cuando nos sentimos sobrepasados? Para descansar mejor, hacer deporte, tener una alimentación equilibrada y simplemente tumbarnos boca arriba y con los brazos al lado, nos recarga pilas…eso sí, si no nos obsesionamos con dormir, tan solo calmarnos con los ojos cerrados. Si te llegan pensamientos, escríbelos o déjalos pasar como quien ve pasar las nubes.
Y sobre todo recordar que todo pasa en esta vida: lo bueno, lo malo y lo extraño. Y que estamos acompañados por personas que nos rodean que también viven circunstancias parecidas a las nuestras y que en esta travesía apoyarnos, solidarizarnos, compartir, imaginar nuevas oportunidades nos hará más llevadero el camino.
Comentarios recientes